domingo, 1 de julio de 2012
Dunkelheit, Ein
Y otra vez duermo solo en casa, y otra vez lamento tanto que no puedas y/o quieras dormir abrazada a mi. Y otra vez lamento tanto, que pica en los labios, no tenerte ni tu piel, para oler y morder. Y otra vez me encuentro desvariando solo, mientras tú sueñas con tus cosas bonitas o feas. Y otra vez quiero morirme en tus brazos.
Mujer, cómo deseo tus labios.
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