Y si su mover o su parar
no enloqueciera mi estar,
lloraría de alegría
a cada caminar.
Si sus besos o su piel
pudiera devorar
¿Qué más,
habría de desear?
Quizás sea solo pura obsesión.
Nunca se qué siento ni yo.
Y sin embargo,
falsa o cuerda tribulación,
me atenaza siempre
una horrible desazón.
viernes, 24 de julio de 2009
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