El tiempo me consume.
El tabaco habilmente prensado me pica en la lengua.
El humo inunda mis ojos. Me siento como el antiguo chaman que guiaba a su pueblo en lo desconocido.
Luego se rompió la religión.
Los dioses son débiles. Solo los débiles han perdurado.
Levanta la cabeza hacia el sol, mientras me inunda la cara.
Me acuesto sobre el cesped.
Podría pasarme así la vida entera...
martes, 9 de junio de 2009
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