En la noche que alumbran tus cuatro lunas,
el sacrificio correcto tiñe las dos mayores de sangre,
y Titania me concede audiencia con ella,
su hija y sierva, Nívea,
cuyos cabellos fueron hechos para contener la creación.
Nívea me destruye e invade,
Pues su rostro, sus maneras, su encanto,
Están impregnados del feérico glamour.
Bebo de ella y me embriago,
Me disuelvo en el vino de (todos) sus labios,
Y mientras me consumo,
¿Cuánto durará el conjuro?
Las cuatro lunas habrán de ponerse, y entonces,
¿Seguirás Nívea para mí?
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