Negro es el perfume,
que baña su mirada.
Corrupto el verso,
que recubre su alma.
Dulce el veneno,
que recorre su sangre.
Lo pruebo sediento,
sin prisa, con hambre.
Saboreo el agrio fruto
de la demencia,
para encontrarme
en mi delirio junto a ella.
Olvido el motivo
No, solo olvido...
lunes, 8 de junio de 2009
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