Pienso en ti, y unas rallas negras recorren tu silueta. Paralelas, brillan por si mismas.
Más nada es su brillo con tu luz púrpura, que casi puede morderme.
Cuando te miro, veo que aun no te he visto, con los ojos de mirar, y siento lástima por mi, por no poderte admirar.
sábado, 24 de octubre de 2009
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