En el vacío de esos ojos que aun no me han mirado, es donde he de hallar lo que tanto he anhelado, y en el dulce abrazo del retumbar de su pecho, donde encontraré el refugio para escapar de este desconsuelo
Y es que no hago más que añorar lo que no tengo, y perderme en largas pesquisas sin rumbo, cuando debería saber (¡Por supuesto!), que aparecerá donde no lo busco.
¿Acaso tiene otra forma de proceder, esta cruel inciencia, que ese alquímico vaivén, que me llevará a la demencia?
miércoles, 21 de octubre de 2009
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