miércoles, 21 de octubre de 2009

Horas Muertas, I (Continuación)

El cuervo graznó astuto.
Pocos habían acudido a la ceremonia, y nadie lloraba junto al joven sepulcro.
Y allí, donde dioses, mortales y demonios guardan respeto, o descanso eterno,
el cuervo rió una vez más en su partir.

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