Tu sonrisa incitante inunda mis ojos,
y la luna de tu rostro,
me hace aullar, lobo.
Tu piel es deseo,
prohibido y anhelado,
nunca probado, nunca consumado.
Tus pechos, oculto templo de lo bello,
tu pelo, hermoso bosque en que extraviarme.
Déjame escalar, bello ser,
déjame trepar como enredadera por tu cuerpo.
Subir por tus piernas, cubrirlas de besos.
jueves, 27 de agosto de 2009
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