Tengo las armas cargadas
aristas en cada suave caricia,
mientras los nudillos se hunden en el mar "azul gotelé".
Escupo y lloro, y la rabia me inunda,
y cada vez que exhalas tu odio,
mi médula espinal arde en un eléctrico dolor púrpura.
El fuego consume mi pecho de dentro a fuera,
y mientras me derrito y deshago, me siento particularmente solo, más según avanza el tiempo.
Tampoco es importante, pero a veces resulta agotador.
lunes, 11 de julio de 2011
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